Alumbrar un hij@, alumbrar una idea...
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Imagen: Svadhisthana |
Este post es muy especial para mi, porque trato un tema que cuando lo viví en mis propias carnes, me permitió reconocer la fuerza de la vida en su máximo esplendor.
Sé que hay muchas madres, quiénes viven este momento con miedo, dolor o soledad. El miedo infundido para evitar el fluir de la magia de nuestras ancestras, que llevan alumbrando desde que la humanidad es humanidad y seguramente desde mucho antes. El dolor, por la arraigada creencia de que lo bueno cuesta. Y la soledad, porque en un momento en el que tu cerebro neurológicamente cambia, promovido por las hormonas que te preparan y ayudan a ver y a creer en la vida más que nunca, tus instintos e inquietudes se ven silenciados, por la buena voluntad de los que te rodean, que no quieren arriesgarse a creer todo lo que les explicas y prefieren la falsa seguridad de lo ya conocido.
A todas las madres que estén cercanas a este momento, les mando un mensaje para infundirles valor, para que crean en ellas mismas, ahora más que nunca; que se dejen guiar por su sabiduría interior, porque la tienen. La biología ya se encargará de activar nuestros centros para que sintamos el poder y la magia que late en nuestro interior. Los cambios neurológicos manifiestan la información registrada en nuestras células: el conocimiento de todas las mujeres que nos han precedido desde el inicio de los tiempos. Y los cambios hormonales facilitan que nuestro vientre crezca, cuál fruta madura y se vincule correctamente al canal del parto, en el momento oportuno.
Estés sola o acompañada, seas rica o pobre, vivas en el norte o en el sur, te encomiendo a que disfrutes, al máximo, de este momento. Es único y mágico de verdad.
Tras dar a luz, leí cosas muy interesantes que me hubiera gustado saber de antemano.
La primera fue conocer la experiencia de algunas mujeres, en cuyo parto, siendo acompañadas desde el respeto, se permitieron, ellas mismas, ser guiadas por su propio instinto y conocimiento interior, logrando experimentar un éxtasis de comunión y lucidez espiritual.
La segunda es la embriaguez que se experimenta cuando hueles a tu bebe en sus primeras horas de vida. El olor activa tus centros, de una forma tal, que tus vínculos quedan sellados para siempre. Y esto se lo debemos a nuestra especie como mamíferas.
Finalmente, siempre había oído hablar sobre las bonanzas de amamantar a tu retoño, pero nunca hube escuchado la sensación de dicha que se experimenta, en un cierto momento, cuya intensidad es igual, o incluso superior, a la de un orgasmo. Y lo que más me sorprendió fue saber que era algo debido a la conexión del corazón con el útero y que es la sabia forma que tiene la naturaleza de tu cuerpo, de reconducir la óptima colocación del útero.
La primera fue conocer la experiencia de algunas mujeres, en cuyo parto, siendo acompañadas desde el respeto, se permitieron, ellas mismas, ser guiadas por su propio instinto y conocimiento interior, logrando experimentar un éxtasis de comunión y lucidez espiritual.
La segunda es la embriaguez que se experimenta cuando hueles a tu bebe en sus primeras horas de vida. El olor activa tus centros, de una forma tal, que tus vínculos quedan sellados para siempre. Y esto se lo debemos a nuestra especie como mamíferas.
Finalmente, siempre había oído hablar sobre las bonanzas de amamantar a tu retoño, pero nunca hube escuchado la sensación de dicha que se experimenta, en un cierto momento, cuya intensidad es igual, o incluso superior, a la de un orgasmo. Y lo que más me sorprendió fue saber que era algo debido a la conexión del corazón con el útero y que es la sabia forma que tiene la naturaleza de tu cuerpo, de reconducir la óptima colocación del útero.
Si eres mama y no has experimentado ninguna de estas cosas, no te acongojes. Relájate un segundo, rememora y deja que las sensaciones regresen a ti. Te darás cuenta de que si no han sido estas experiencias, habrán sido otras en las que también has sentido la plenitud y la dicha.
En un mundo en el que menstruar, alumbrar, amamantar y criar, carece del respeto y la consideración necesaria y en el que estas labores quedan desmerecidas o incluso relegadas, se requiere sensibilidad y entereza para afrontarlas con la debida fuerza.
Desde aquí felicito a todas las mujeres del mundo, por la maravillosa labor que han hecho, que hacen y que seguirán haciendo. Y alabo a los sabios hombres que las acompañan con amor, respeto y consideración absoluta. A los hombres más instruidos y gentiles les aplaudo, a los que lo intentan les ofrezco mis respetos y a los que no lo logran, les pido que no obstaculicen la labor de la madre con fútiles argumentos, que no son sino fruto de la ignorancia.
Estar presente en este momento es un honor, porque es observar la vida en toda su magnificencia, con la inherente pasión y fuerza que hay en ella. Por eso, noble acompañante, debes estar a la altura y no te descorazones ni dejes que se descorazone la madre, porque si ambos aquietáis vuestros corazones y permitís que toda la sabiduría de la vida, de la madre tierra y de todos los ancestros emerja en este delicado momento, en el que se conectan dos mundos en un instante, lo viviréis con unos ojos distintos a lo que habíais imaginado.
Alumbrar es un término que nos sirve, también, para hablar del proceso de creación, porque la creación se da en nuestro vientre. Y tan fértil es el vientre como lo es su energía. Esa energía que nos ayuda a crear, a gestar ideas, los inicios, los proyectos, etc.
La primera vez que oí este concepto me sorprendió. Me dijeron -crea desde el vientre-, -¿cómo? -pregunté. Estaba sorprendida de que me hablaran del vientre, del útero, como fuente de creación. Pero pronto me di cuenta de cuánto sentido tenía.
En algunas tradiciones espirituales este centro es tan importante como los centros clásicos. En las clases de yoga, a menudo, se menciona la importancia de integrar esta banda en la práctica de las asanas. Y sin ir más lejos, aquí en occidente llevamos años aplaudiendo la importancia de tener un buen tono muscular en la franja abdominal y pélvica, lo que vulgarmente llamamos -abdominales -.
Esta zona, energéticamente hablando, corresponde al segundo chakra, la zona naranja, el chakra del sacro, conocido como Svadhisthana; el centro de nuestra creatividad, porque creatividad viene de creación y creación de vida.
La vida que le damos a nuestros hijos cuando el cordón deja de latir y empieza a funcionar su corazón. La vida que le damos a nuestros proyectos, a nuestras empresas y a nuestro cometidos e ideas.
Alumbrar es un término que nos sirve, también, para hablar del proceso de creación, porque la creación se da en nuestro vientre. Y tan fértil es el vientre como lo es su energía. Esa energía que nos ayuda a crear, a gestar ideas, los inicios, los proyectos, etc.
La primera vez que oí este concepto me sorprendió. Me dijeron -crea desde el vientre-, -¿cómo? -pregunté. Estaba sorprendida de que me hablaran del vientre, del útero, como fuente de creación. Pero pronto me di cuenta de cuánto sentido tenía.
En algunas tradiciones espirituales este centro es tan importante como los centros clásicos. En las clases de yoga, a menudo, se menciona la importancia de integrar esta banda en la práctica de las asanas. Y sin ir más lejos, aquí en occidente llevamos años aplaudiendo la importancia de tener un buen tono muscular en la franja abdominal y pélvica, lo que vulgarmente llamamos -abdominales -.
Esta zona, energéticamente hablando, corresponde al segundo chakra, la zona naranja, el chakra del sacro, conocido como Svadhisthana; el centro de nuestra creatividad, porque creatividad viene de creación y creación de vida.
La vida que le damos a nuestros hijos cuando el cordón deja de latir y empieza a funcionar su corazón. La vida que le damos a nuestros proyectos, a nuestras empresas y a nuestro cometidos e ideas.
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